Emociones básicas
¿Para qué sirven las emociones? ¿Sabes identificar y gestionar las emociones que sientes?
Emociones básicas al nacer
Para explicar lo que son las emociones es importante ir a su origen, desde el punto de vista evolutivo. Los Seres Humanos nacemos con un sistema emocional sin formar, siendo del todo inmaduro e inicialmente, únicamente distinguimos entre placer y displacer.
Cuando siendo bebés estamos cuidados, en brazos de nuestra madre, sin hambre y con el pañal seco diríamos que sentimos placer.
Cuando, por el contrario tenemos frío, hambre o estamos con el pañal sucio notaremos displacer. Y cuando ésto sucede, iniciamos todos los mecanismos de los que disponemos a esa edad para hacerlo saber, es decir, lloramos todo lo intenso que haga falta. Supongo que los que seáis padres, sabréis de los que estamos hablando…
A través del contacto y del cuidado, el bebé va a ir recibiendo el Amor parental, y cuando se encuentra en displacer, notará la ausencia del Amor parental. El bebé, esa ausencia la experimenta como Miedo a perder ese Amor, que lleva a sentir “estar solo en el Mundo”. En el caso de que así fuera (que para el bebé es como si lo fuera), lo que significaría es acercarse irremediablemente a la muerte, algo que se experimenta con lo que llamamos Miedo existencial.
Qué son las emociones
En términos sencillos, podríamos decir que las emociones son reacciones bioquímicas que se producen en áreas del cerebro específicas, principalmente en la amígdala, y que, nos permiten explicar la realidad en la que nos encontramos en cada momento. Para ello necesitaremos contrastar esas reacciones bioquímicas a través del aprendizaje, tanto al tener experiencias propias como al ver la reacción de otras personas ante situaciones concretas.
Como hemos dicho antes, no nacemos con el sistema emocional maduro, por lo que es importante tener en cuenta que se va a ir desarrollando conforme vayamos pasando por las diferentes etapas en la primera infancia.
Cuántas emociones existen
Para Piaget, desde las emociones básicas derivan 428 matices emocionales, es decir, que podríamos nombrar más de 400 emociones diferentes. Ésto, lejos de enriquecer la experiencia emocional, puede llevarnos a tener gran dificultad para saber lo que estamos sintiendo. Como veremos más adelante, vamos a agrupar esos matices emocionales para facilitar la identificación de lo que sentimos en cada momento.
Lo que sí hay que tener claro, cuando hablamos de emociones, es que todo lo que se refiere a la experiencia emocional, va a estar influido por la cultura en la que se haya criado y viva cada persona.
Tipos de emociones
Las emociones se pueden clasificar de diferentes formas, según nos fijemos en unas cualidades o en otras… Podríamos fijarnos en la expresión facial que se produce al sentirlas, si son básicas o complejas, agradables o desagradables…
En este punto cabe decir, que no existe una clasificación de emociones con la que haya consenso entre todos los investigadores y los profesionales que las estudiamos. Se pueden encontrar multitud de clasificaciones diferentes que, aún teniendo cada una de ellas una base de estudios serios, pueden incluso ser incompatibles entre sí.
Qué emociones básicas hay
Atendiendo a la universalidad de las emociones podemos encontrar, por un lado emociones básicas o universales, y por otro emociones complejas, que son las que reciben mayor influencia del entorno cultural.
De las dos emociones profundas que hemos hablado antes, Amor parental y Miedo existencial, saldrán las 6 emociones básicas con las que trabajamos desde el modelo de Psicoterapia Humanista Integrativa.
A partir del Amor Parental que hayamos incorporado desarrollaremos las 3 emociones básicas agradables: alegría, amor horizontal y poder.
Y, por otro lado, desde el Miedo Existencial, saldrán las 3 emociones básicas desagradables: tristeza, miedo lógico y rabia.
Cómo identificar las emociones básicas:
En muchas ocasiones nos puede resultar difícil saber lo que estamos sintiendo ya que, es posible que a lo largo de nuestra infancia nos hayan permitido expresar solo algunas de las emociones. Esto puede provocar cierta confusión interna, de la que hablaremos en otra ocasión (ya que se podría escribir varios artículos al respecto).
Pero también, puede ocurrir que, teniendo en cuenta la gran cantidad de emociones descritas por Piaget, llegue un momento en que no sepamos diferenciar los matices que pueden tener entre ellas.
Quizás todos tengamos claro la diferencia entre vergüenza, asco o rabia, pero puede ser más difícil saber si estoy sintiendo pena o tristeza, por ejemplo. Hay personas que usan pena para referirse a miedo o a lástima y puede haber otras que se refieran a tristeza.
Otro ejemplo sería diferenciar entre, euforia y alegría, o entre felicidad y sosiego o plenitud…
Cuando pasa ésto, la gran variedad de términos nos dificulta saber lo que realmente estamos sintiendo.
Teniendo en cuenta el modelo de emociones básicas que utilizamos en la Psicoterapia Humanista Integrativa, puede resultar más fácil identificar la emoción que estés sintiendo en cada momento.
Hay dos sencillos pasos para reconocer lo que sientes:
1º Pararte a sentir y diferenciar entre si se trata de una emoción agradable o, por el contrario es desagradable. ¿Me gustaría tener estas sensaciones durante mucho tiempo? No cabe duda de que, si la respuesta es sí, se trata de una emoción agradable.
2º Una vez hecho esto, habrás descartado la mitad de las emociones básicas. Si la sensación es agradable, podrás ver si es alegría, amor o poder, y si es una sensación desagradable, si es tristeza, miedo o rabia. Tanto si encuentras lo que sientes como agradable o desagradable, si continuas teniendo dudas, puedes ver si la emoción identificada es coherente con lo que estás viviendo. Para ello es importante conocer la función de cada emoción.
¿Para qué sirven las emociones?
Nosotros consideramos que las emociones tienen una función y por eso siempre hablamos de emociones agradables o desagradables y nunca de positivas o negativas. Las emociones no son ni buenas ni malas, son emociones, y su principal papel es que podamos relacionarnos con el mundo externo de la forma en la que más posibilidades de sobrevivir tengamos. Dicho de otro modo, las emociones son lo que nos conecta con la vida y el mundo.
Vamos a ir viendo las emociones básicas y sus funciones de una en una:
Miedo lógico: El miedo, es una emoción que resulta desagradable pero que al mismo tiempo es fundamental para protegernos y mantenernos vivos, de hecho, lo peligroso sería no tener miedo.
Es cierto que, en el caso del miedo, resulta algo más confuso porque la especie humana vive en un entorno protegido y no estamos tan expuestos a riesgos propios de la vida salvaje. Aunque, aun así, a nadie se le escapa que el miedo que sentimos al asomarnos a un acantilado, o si se nos ocurre cruzar una autopista, nos impide hacerlo, y por lo tanto nos protege. Distinto es el miedo lógico del Miedo irracional que nos limita para hacer cosas que en principio no son peligrosas.
Amor: es una emoción que nos permite vincular con otras personas. Es la que nos permite querer a otras personas, animales e, incluso cosas.
Cuando nosotros hablamos de amor, por supuesto que nada tiene que ver con el amor romántico. De hecho, es importante que empecemos a cambiar la forma de interpretar el amor para poder empezar a relacionarnos desde un vínculo honesto y equilibrado.
Rabia: nos alerta de cuando estamos sufriendo una agresión y nos permite reaccionar, lo que reafirma que no es una emoción negativa para nosotros, sino desagradable.
Normalmente es una emoción que se identifica con violencia y, por ello, está mal vista y por el aprendizaje familiar solemos bloquearla. Como veremos más adelante, hacer ésto es un error ya que, al ir guardándonos la emoción, va a llegar un momento en que nuestro sistema emocional interno no resista más y estalle, lo que hará que empecemos a sufrir ciertos síntomas.
Poder: entendemos el poder como la emoción de sentirnos capaces. ¿Cuántas cosas no hacemos porque creemos que no podemos?
Es muy común que consideremos al poder negativamente cuando lo vemos en los demás, juzgándoles como creídos, engreídos o egoístas. Éstos serían ejemplos de cómo, por influencias sociales, atribuimos características negativas a emociones, lo que nos lleva a huir de ellas. Otra forma de disminuir nuestro poder es a través de pensamientos de crítica destructiva hacia los demás, ya que lo que hace es aumentar nuestras propias inseguridades.
Como también comentaremos más adelante, el ejemplo clásico al hablar del poder, es los gestos que la mayoría de los tenistas (y otros deportistas) hacen para celebrar un buen punto. Lo que hacen es aumentar su poder, lo que influye en la forma de encarar el siguiente punto, el juego, el set y el partido. Si limitamos la expresión del poder, los pensamiento y conductas van a ir en la misma linea, y es fácil estancarnos y no ver todo el abanico de opciones que seguro existen.
Tristeza: es la emoción de la pérdida y a través de la cual nos despedimos de las relaciones que vamos estableciendo en nuestra vida. Al sentirnos tristes, internamente podremos iniciar la despedida. Sin tristeza resulta altamente difícil “enterarnos” de la ruptura de las relaciones con personas, animales o cosas que tengamos.
Alegría: es la emoción de la celebración. Nos permite “enterarnos” de que nos está pasando algo bueno.
¿Cómo gestionar las emociones básicas?
Cuando hablamos sobre la gestión de las emociones, existen dos guías importantes a tener en cuenta.
Permiso para sentir: La primera es permitirnos la emoción, sea cual sea, ya que si la estamos sintiendo será por algo. Si nos juzgamos por sentir sea lo que sea que estemos sintiendo, podemos caer en la tentación de, si no nos gusta hacer como si nada, lo que supone un autoengaño que nos pasará factura.
Expresión sana: La segunda será cumplir la norma de la No violencia. Es una norma que usamos como parte del encuadre de la psicoterapia y el counselling que realizamos en el Instituto Galene. La norma de la No violencia consiste en no hacerse daño ni a uno mismo, ni a nadie, ni a nada (no romper nada que no haya sido creado para ser roto).
La gestión emocional que cumple con ambas premisas sabremos casi con total seguridad que será una expresión emocional sana.
Gestión sana de las diferentes emociones
Miedo Lógico: existen tres formas para la gestión del miedo, que son la huida, el afrontamiento y la pasividad. En términos generales no existe una forma de gestionar el miedo mejor que otra, ya que dependerá de cada situación.
También es importante saber que la reacción ante el miedo no es tan voluntaria como mucha gente cree. Cuando el estímulo es suficientemente intenso, la amígdala cerebral se satura de neurotransmisores quedando la reacción voluntaria parcialmente bloqueada, es lo que se llama “secuestro de la Amígdala”.
Amor: el amor se gestiona a través de tener relaciones de calidad, íntimas, en las que poder ser nosotros mismos, gente con la que compartir experiencias, etc.
Nos referimos a la relación con amigos, pareja y hermanos. Personas con las que, en mayor o menor medida entramos en intimidad.
Para gestionar el amor es muy importante hacerlo saber, decirle a la otra persona lo mucho que te importa y lo que disfrutas del tiempo compartido. También pueden ser importantes algunos rituales en los que se celebre la unión como pueden ser bodas, nacimientos, cumpleaños…
Rabia: en el caso de la gestión de la rabia es especialmente importante la norma de la No violencia para poder hacer todo lo se nos ocurra. Siempre y cuando la cumpla sabremos que la expresión estará siendo sana.
Suele expresarse de una forma más corporal y enérgica, y suele venir bien sacar la voz y mover el cuerpo. En algunas ocasiones resulta liberador poder golpear algún elemento tipo cojín o saco de boxeo. También, deportes de golpeo como son el tenis, frontón, golf, squash o baseball, pueden ayudar a canalizarla.
Poder: como ya hemos dicho, estamos poco acostumbrados a fijarnos en el poder. Quizás observado a los tenistas resulte más fácil porque los gestos y gritos que hacen al dar un buen golpe o el ganar un punto, corresponden al estímulo de la emoción de poder. Igual que cuando un corredor levanta los brazos el ganar una carrera.
Si tenemos nuestro propio gesto y grito con el que podamos conectar con la emoción de poder, cuando estemos ante una situación difícil podremos afrontarla con mejor disposición, si lo hacemos previamente.
Tristeza: el llanto es una de las principales formas de expresión de la tristeza. Romper los mensajes que todos hemos escuchado alguna vez cuando una persona se va a poner a llorar…
- No llores
- Ya estas llorando otra vez
- Deja de llorar que no sirve de nada
- No se merece tus lágrimas
- Un clavo saca otro clavo
Este tipo de mensajes que llevamos escuchando toda la vida, lo que producen es una confusión interna enorme. De hecho, es habitual sentir que cuando nos vamos a poner a llorar es como si fuésemos a abrir un grifo eterno y que no lo podremos cerrar. Y hay que saber que el llanto no funciona así.
Como ya hemos dicho el llanto es una forma de expresión emocional, y por lo tanto tendrá un inicio tras el que irá aumentando la intensidad, y un punto máximo tras el que la intensidad irá disminuyendo poco a poco hasta que el llanto cesa.
Para gestionar la tristeza es importante poder llorar, pero igual o más, es poder hacerlo en compañía. Eso sí, busca a alguien con el que puedas llorar tranquilamente sin que vaya a cortártelo con frases del estilo de las anteriores.
Alegría: para gestionar la alegría resulta especialmente importante la celebración. No debemos esperar a conseguir grandes logros para celebrar porque estaríamos negándonos sentir y disfrutar de la alegría de cada vivencia buena. Si celebramos las pequeñas cosas podremos sentirnos alegres a menudo, y si ponemos el foco en todo lo que nos falta por conseguir viviremos la mayor parte del tiempo sintiéndonos frustrados.
Cuando llevamos mucho tiempo realizando una mala gestión emocional o expresando de forma insana las emociones es muy probable que empecemos a sufrir las consecuencias y necesitemos de ayuda profesional para aliviar y solucionar el malestar. Para eso estaremos, si te decides.
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