¿Qué es el Duelo Desautorizado? Definición:
El duelo desautorizado, también llamado duelo silente o duelo prohibido, es aquel que nosotros mismos, el entorno o la sociedad en la que vivimos nos niega o nos fuerza a no expresar de la forma en que necesitaríamos.
Hay multitud de condicionantes que llevan a que se produzca un duelo desautorizado siendo uno de los principales que exista un conflicto interno que estimula la desautorización.
Cuando somos nosotros mismos los que deslegitimamos nuestras propias emociones acerca de una pérdida, en la mayoría de los casos, por no decir en todos, será porque nos presente un conflicto interno.
Para que te hagas una idea de a qué me refiero te pondré un ejemplo: una persona que actualmente tiene pareja pero que, por la razón que sea, tiene pendiente el duelo de una expareja anterior. Seguro que será maravilloso que lo atienda en su terapia, pero puede surgir el conflicto de estar traicionando a su pareja, algo así como “si tengo sentimientos por aquella expareja es porque no siento amor por mi pareja actual”. Algo que como profesionales de la psicoterapia sabemos que no es para nada así. Si es tu caso, si era algo que te rondaba la cabeza, te animo a erradicar la idea de infidelidad emocional por necesitar despedirte, hazlo, díselo a tu terapeuta y comienza a vivir sin esa carga.
Cuando es que al entorno, también será porque o socialmente o individualmente exista conflicto emocional y dificultad para manejar sus propias emociones. Como forma de gestionarlas pueden deslegitimar tanto el motivo de duelo, la forma de expresarlo o los tiempos y ritmos de la persona que lo vive.
Y digo esto porque, si estás en duelo y no te sientes apoyado, lo más probable es que no tenga nada que ver contigo. Desde ya siéntete con todo el derecho de expresar y realizar tu proceso de duelo que necesites. Eso sí, si sientes que remas en soledad busca ayuda fuera de tu entorno, ya que uno de los elementos más importantes en cualquier duelo es el acompañamiento emocional. Si niegas la existencia del problema podrías estar poniendo las bases para padecer un Duelo patológico, así que no lo hagas…
Un ejemplo clásico es el que se produce en el entorno sanitario, en muchas ocasiones protagonizado por mis colegas médicos, ya que en la mayoría de los casos no reciben formación para el acompañamiento emocional de las pérdidas. Y tiene mucha importancia porque cuando nos desautoriza una figura de autoridad lo que estamos sintiendo puede tener un impacto de mayor bloqueo aún.
Una de las bases que me gustaría recalcar es la importancia del respeto que debemos a todas aquellas personas que como consecuencia de una pérdida se encuentran en Duelo. Cuando menospreciamos, ridiculizamos o negamos la existencia misma de la pérdida estaremos faltando al respeto del doliente.
Desde esta perspectiva resulta interesante cómo la misma falta de respeto no nos la permitimos en otras áreas de las relaciones humanas y, en cambio cuando se trata de acompañar emocionalmente a otra persona nos resulta hasta dentro de lo normal.
Precisamente, la motivación que me lleva a escribir la presente entrada en el blog es únicamente la de general puntos de información que, con un poco de suerte, lleguen a los destinatarios que tanto estarán sufriendo el mal acompañamiento de su entorno.
A continuación abordaré algunos de los Duelos que con mayor frecuencia se desautorizan:
Duelo perinatal o Duelo por la pérdida de un embarazo
Cuando una pareja se entera de que están esperando un hijo o una hija, inician un proceso en el que se van viendo como familia, empiezan a pensar nombres o incluso a imaginarse cómo será… Se proyectan en lo que les espera en un futuro cercano, lo que conlleva que se pueden ir sintiendo padres incluso nada más conocer la noticia del embarazo. Resulta un punto importante a la hora de acercarnos a lo que suponen los abortos o fallecimientos perinatales. Para ellos, haya nacido o no, o independientemente de los términos legales, era su hijo/a y, como tal, debemos mantener el más absoluto respeto a su forma de llevar el duelo. (Puedes leer más sobre el Duelo por la pérdida de un hijo en el enlace).
Si lo que se te ocurre para “quitarle hierro” es decir frases del tipo
“Si venía mal mejor así”
“Seguro que te quedas embarazada de nuevo”
“La naturaleza es sabia”
“Sólo era un embrión”
Es mejor que te abstengas.
Todas ellas, como decía al inicio del artículo van orientadas a calmar la angustia que surge al presenciar o tener que dar una noticia como ésta. Son mensajes muy racionales que lejos de ayudar a nuestro sistema emocional lo paralizan, dificultando avanzar en el proceso necesario ante la pérdida.
La desautorización más frecuente es del personal médico que lejos de conectar con lo que puedan estar sintiendo sus pacientes, se centran en orientar sus comentarios como los “restos embrionarios o fetales” que para ellos son.
Para mi, no resulta incompatible la labor profesional que, en ocasiones obliga a entrar en contacto con noticias duras con la deshumanización que desgraciadamente algunos colegas experimentan.
Duelo por la pérdida de la primera pareja
Cuando somos jóvenes (o no tanto) podemos sufrir una ruptura de pareja y no sentirnos acompañados en el proceso.
Existe una tendencia, creo que generalizada, que menosprecia las relaciones amorosas entre jóvenes. Puede ser que lo habitual sea que duren menos, pero la intensidad emocional con la que viven sus relaciones es mayor o igual que en adultos.
Por esta razón, y como en cualquier Duelo (no me cansaré de repetirlo) es muy importante validar sus relaciones y si éstas se rompen, también sus duelos.
Evita frases como “hay más peces en el mar”, “eres muy joven, seguro que encuentras a otra persona”. Eso justo es lo que no necesitan escuchar.
La desautorización más frecuente es de los padres, que lejos de permitir que sus hijos se acerquen a ellos en esos momentos, lo que consiguen es que se alejen.
Después es frecuente escuchar quejas de no saber nada de lo que realmente pasa en la vida de sus hijos, pero es que lo que les enseñaron fue a no confiar al mostrar sus partes más vulnerables.
Si echas la vista atrás hay 2 opciones, o eres capaz de recordar lo que dolió aquella primera ruptura o, si no lo recuerdas con intensidad puede que la anestesia emocional ya formase parte de tu vida. Si estamos ante la primera opción te animo empatizar con el adolescente al que tanto quieres y si te identificas más con la segunda, te animo a empatizar con tu Yo adolescente que tanto te necesita.
Duelo por la pérdida de capacidades
Cuando ves que ya no, que la moto, el buceo, los baños compartidos en un hostal, la montaña o el camping ya no son para ti. Es duro y suelen existir grandes resistencias para ir aceptando la pérdida de capacidades.
Pero por mucho que te agarres a la negación la vida sigue su curso y con ella el envejecimiento.
La desautorización del Duelo en este caso se produce por una falta de respeto de los ritmos, que podrá consistir tanto en pretender hacer ver las pérdidas de capacidades de la personas cercanas, recreándonos en lo malo, así como hacer como si nada llegando incluso a ocultar información.
El primer caso suelen protagonizarlo los hijos que recuerdan todo aquello que no puede hacer y artes sí.
El segundo se da más por parte de la autoridad médica cuando, ante la preocupación de sentir la pérdida de capacidades, normalizan al mismo tiempo que niegan opciones de mejora (la haya o no).
La naturalidad de lo que podamos hacer o (ya) no va a ser determinante en la capacidad que vayamos teniendo a la hora de adaptarnos a los cambios que vendrán.
Duelo cuando perdemos a un familiar con una edad muy avanzada.
En los casos de fallecimiento de familiares con edad muy avanzada suele haber un proceso de Duelo más progresivo ya que el deterioro o simplemente ser conscientes de la edad que va alcanzando nos suele ir preparando para la pérdida. Aún así, creo que es interesante no confundirlo con la negación del Duelo como pasa en ocasiones.
Aunque el deterioro, como decía, haya sido progresivo te animo a realizar un proceso de Duelo. Quizás te resulte más fácil utilizando el Cuaderno de Duelo que creó José Zurita.
Duelo por la pérdida de una mascota
Muchas veces podemos encontrarnos con la situación de que, cuando se nos muere un perro, un gato o cualquier otro animal, es como si el dolor que sentimos no fuese legítimo. Casi como si por no tratarse de una persona no podamos sentir la pérdida de una forma intensa.
Puede suceder que desde el entorno nos manden mensajes desacreditando nuestras muestras de dolor, ya sea menospreciando la pérdida o incluso ridiculizando la importancia que podamos estar dándole.
Pero también puede suceder que no nos mostramos auténticos y desacreditemos nuestro propio Duelo como una anticipación de la reacción del entorno.
Entre las frases que suelen oírse y que animamos a evitar pueden estar “Si total es un perro”, “Puedes tener otro”.
Cuando las oímos, lejos de ayudar, nos dificultan poder mostrarnos emocionalmente auténticos con lo que estemos sintiendo.
Intervención terapéutica
Llevamos más de 20 años trabajando en Terapia de Duelo en Madrid por lo que sabemos que en el acompañamiento a personas que se encuentran en Duelo, la máxima prioridad es que mostremos respeto ante su pérdida a través de no juzgar su reacción, su ritmo del proceso o las palabras que pueda decir relacionadas con el Duelo o la pérdida. De hecho, siempre que cumpla la norma de No violencia que explicamos en el artículo del encuadre terapéutico, como será una expresión sana de las emociones, iremos validando todo aquello que vaya sintiendo.
3 respuestas
Un post muy interesante. Gracias por la información. Reciba un cordial saludo.
Gracias Sonia
Un saludo