Uno de los principales fundamentos de la Psicoterapia Humanista Integrativa es la Relación Terapéutica. Tendremos que construir una Relación Terapéutica suficientemente protectora para conseguir que nuestro paciente nos y se permita acceder a su nivel emocional profundo, porque es allí donde debemos trabajar para que resuelva sus conflictos generados en la primera infancia.
Para nosotros, es fundamental crear una Relación Terapéutica que sea sólida y segura que esté basada en el amor, el máximo respeto, una comunicación efectiva y la protección necesaria para que se dé el proceso de sanación.
Hay muchos puntos a tener en cuenta en la construcción de la Relación Terapéutica. Empezaremos acogiendo la demanda que nos hace la persona que acude a terapia con interés sincero, escucha activa y, por supuesto, con una actitud de No Juicio. Le formularemos varias preguntas como,
¿Qué le ha traído a terapia?,
¿Cuál es el objetivo?,
¿Qué espera de la terapia?
En esta escucha es fundamental que el paciente se sienta tenido en cuenta y que sienta que NO es uno más; esto va a ser crucial para la conexión inicial y para que decida abrirse. Valoraremos que cada persona es única y que, por lo tanto, no es adecuado tratarlos a todos por igual siguiendo un protocolo, sino todo lo contrario, que sientan un trato en exclusiva.
En la primera sesión intentaremos conectarnos con nuestro paciente para que salga de ella con la sensación de que ha sido comprendido y bien atendido. Unos necesitarán sentir que sabemos lo que les ocurre a través de las breves explicaciones teóricas que les demos, y otros necesitarán simplemente sentir qué, quizás por primera vez, lo que cuentan es importante para el otro.
Cuando una persona llega por primera vez a terapia, necesita sentir un clima de seguridad y aceptación, que la angustia que le impulsó a venir sea acogida por el terapeuta desde el corazón.
Para que esta Relación vaya consolidándose, será importante que empecemos por escuchar desde el corazón.
Le mostraremos nuestro amor, compasión y comprensión cuando nos muestre sus emociones.
Nuestras intervenciones serán las adecuadas para que tenga la sensación de Protección cuando sienta miedo ante lo que está viviendo y no sabe cómo actuar. Le acogeremos sin crítica cuando están enfadado. Es importante que vea y sienta nuestra Alegría cuando está feliz y lo muestra. Le animaremos a que se sienta con el poder y capacidad de lograr sus objetivos en todas las áreas de su vida y, sobre todo, que se sienta queridos y aceptado simplemente por existir.
Esto es algo que toda persona necesita en algún momento de sus vidas, y nuestro trabajo como terapeuta humanista integrativo será acompañarla desde el más absoluto respeto, sin juicios, sin críticas, respetando sus tiempos y sus necesidades a la hora de hacer este proceso.
Realizaremos intervenciones respetuosas y aclaratorias para comprobar si nuestra comunicación está siendo entendida por la persona a la que acompañamos, e indagaremos con mucho cuidado en el caso de no comprender totalmente, o ante cualquier duda con respecto a algún término o mensaje que nos estén transmitiendo. No pondremos palabras nuestras para terminar las frases que ha iniciado, sino que le animaremos a finalizarlas.
En nuestra Relación Terapéutica valoraremos sus vivencias y cómo ha tomado decisiones que le ha llevado a crear mecanismos de defensa para sobrevivir y llegar hasta el momento presente. Estaremos atentos y observaremos cómo se apega y se separa de las figuras que son, o han sido, importantes para él o ella, pues estos datos nos pueden ir indicando qué necesita para confiar.
Para dar estructura a la Relación Terapéutica, una clave fundamental será el contrato terapéutico, que ofrece protección tanto al paciente como al terapeuta y a la Relación. En el contrato terapéutico se explican las 4 reglas de obligado cumplimiento que le explicamos al paciente en la primera sesión:
1) No violencia: que no se haga daño ni a sí mism@, ni a nada, ni a nadie.
2) No sexualización: que no tenga relaciones sexuales ni sexualice el contacto con nadie que conozca en el Instituto Galene.
3) Confidencialidad bidireccional: que nada de lo que nos diga el paciente saldrá de nosotros ni nada que le confiemos tanto terapeutas como compañeros de grupo de nuestra intimidad o nuestras ilustraciones, saldrá de él o ella, y
4) Acabar la sesión: que no salga de la sesión antes de terminar dando un portazo, sino que ante algo que se haya podido abrir, se dé el tiempo de trabajarlo para no irse con el tema abierto.
Así mismo, les pedimos que cuando quieran terminar su proceso de terapia, lo comuniquen y vengan al menos dos sesiones para cerrar, en la primera los temas abiertos, y en la segunda la propia Relación Terapéutica.
A estas 4 reglas de obligado cumplimiento le añadimos una máxima que dice: “Aquí NUNCA harás nada que no quieras hacer”. Así se regula la Relación Terapéutica desde nuestro enfoque humanista integrativo. Las 4 reglas son aceptadas de buen grado por todos los pacientes y así aceptan y saben lo que NO se puede hacer.
Ahora bien, lo más importante: TODO lo demás se puede hacer, y eso permite que los pacientes no sean dependientes de la autoridad, sino que puedan crecer hacia la autonomía personal, que es uno de los objetivos terapéuticos en nuestro enfoque.
4 respuestas
Un post muy interesante. Gracias por la información. Saludos.
Gracias por tu comentario Alejandra, me alegra que te haya gustado
¿Tengo que pensar y ver las cosas desde el punto de vista del humanista?
¿Porqué se juzgan mis valores y mis creencias con juegos de confrontación?
Jamás me he sentido aceptado y valorado en terapia humanista, si me preguntaran diría que su característica más destacada es que se juzga demasiado «al cliente». O lo ves como el humanista o te puedes marchar.
Siento mucho que esa haya sido tu experiencia, no todos los humanistas juzgamos.